Por qué aprender programación puede salvar al software libre (Opinión)
Hace tiempo que quiero probar Ubuntu Touch, el sistema operativo para móviles desarrollado originalmente por Canonical y ahora continuado por la comunidad. Llegué incluso a comprar una tableta genérica para rootearla e instalarlo, pero su hardware era tan desconocido que nunca conseguí descubrir la forma de hacerlo.
El azar, quiso que cayera en mis manos un Moto G del 2014 que está en la lista de dispositivos compatibles, por lo que en cuanto pueda voy a probarlo. En preparación, decidí darme una vuelta por su tienda de aplicaciones. ¡Qué desilusión!
La gente de UBPorts hace un gran trabajo; el sistema operativo admite aplicaciones nativas en JavaScript, C++, Python, Rust y Go, mientras que las interfaces se pueden hacer con QML o HTML 5. Hay un entorno integrado de desarrollo funcional y una documentación completa. Sin embargo, el contenido de la tienda es de una falta de imaginación tal que dan ganas de llorar
No se trata de no tener las mismas aplicaciones de las tiendas de iOS y Android. Se trata de no tener aplicaciones mejores. Solo hay webapps que encima se generan automáticamente con una aplicación.
Lo mismo sucede con Linux. Como diría un entrenador de fútbol argentino, “La base está” El problema es que parecemos incapaces de aprovecharla
Por qué aprender programación
Hace poco, en un videoblog me acusaron de echarle la culpa a Linux de no tener más porción de mercado y de no entender que Windows es el líder porque “Viene preinstalado en casi todas las computadoras”. Para desmentir lo segundo solo necesito dos palabras; Windows Vista. Preinstalado en millones de equipos nunca superó los dos dígitos de participación en el mercado. Lo mismo pasaría años después con Windows 8.
En cuanto a lo primero, la culpa de Linux es no haberlo intentado con ganas. Tenemos todas las herramientas para crear software de calidad. Pero, preferimos hacer distribuciones derivadas y forks de reproductores de video en lugar de aplicaciones disruptivas.
De ahí que esté escribiendo esta serie. Ni Adobe nos va a dar un Photoshop ni Apple un GarageBand. Si los queremos, tendremos que construirlos nosotros mismos.
En un comentario a un artículo anterior, el usuarIo Camilo Bernal escribió:
Pues les cuento que yo no soy programador profesional pero me ha ido muy bien en Linux durante 11 años ya. Los únicos conocimientos ‘avanzados’ que he necesitado, han sido para escribir scripts en Bash/Python y toquetear algunos ficheros de configuración. Todo lo demás, me lo ha entregado la comunidad OpenSource compilado y listo para usar. Recién llegado de Windows en 2010, odiaba la terminal como nadie, y ahora se ha convertido en mi herramienta favorita y la que más uso :)
Yo no sabría cómo hacer una gran aplicación desde cero para resolver un problema, compilarla, dotarla de interfaz gráfica y distribuirla, pero sé cómo usar programas pre-existentes con scripts y combinarlos para alcanzar cualquier resultado deseado, así que en la práctica no hace falta programar profesionalmente, y aún así he logrado resolver complejos problemas de Ingeniería Industrial en empresas medianas.
Mi intención no es bajar línea. Si quisiera dar sermones habría estudiado para cura. El propósito de esta serie de artículos es ayudar a la gente que quiere dar un paso más allá, no obligar a quienes tienen lo que necesitan a hacer algo que no tienen por qué hacer.
En el primer capítulo de Seis sombreros para pensar, el especialista en productividad Edward De Bono propone lo que el llama “Hacer como si…”. En nuestro caso sería que si adoptamos la metodología de los programadores profesionales, terminaremos convirtiéndonos en uno.
No se trata de convertir la programación en nuestro medio de vida (salvo que quieras hacerlo) Se trata, como dije más arriba, de que nadie nos va a dar las aplicaciones que merecemos a menos que las hagamos nosotros mismos. Por supuesto, que no es algo que se logre de un día para el otro.
Salvando al software libre
Hace tiempo comenté un artículo sobre cómo los proyectos de código abierto que no están apoyados por empresas están muriendo. La manera de evitar esto es revitalizando la comunidad de desarrolladores voluntarios. Las herramientas están ahí. Solo falta la voluntad.
Hace un par de meses se conoció la campaña para remover a Richard Stallman motorizada por distintos miembros de proyectos de software libre (En mi opinión apoyados por empresas). Como todos sabemos, Stallman sigue en su lugar porque fueron más los que se manifestaron a su favor. Lo que no es tan conocido es que de a poco, quienes impulsaron la campaña están renunciando a su rol en los distintos proyectos. Por una vez la batalla se ganó, pero, las comunidades necesitan nuevos miembros para evitar que los intereses comerciales impongan agendas que nada tienen que ver con los principios del software libre