Volví a usar aMule diez años después. Esto es lo que me pareció
El avance de la tecnología hace que uno deje de usar programas que en una época eran infaltables. WinZip (En los tiempos de Windows) para juntar los pedazos de un archivo descargado en un cyber café y guardado en múltiples diskettes, k3b para crear el medio de instalación de alguna distro y, por supuesto, aMule
Con la popularización hace unos años de plataformas como Amazon, Spotify y Netflix, la piratería de libros, música, películas y series, disminuyo de manera drástica o mutó. En lugar de compartir en forma no autorizada contenido de películas o series obtenidos del cine o de la tv por cable, se grababan desde la plataforma. También el compartir contraseñas o el acceso vía VPN desde países en los que Netflix no operaba, se pusieron a la orden del día.
El agotamiento del streaming
Sin embargo, de una cuidadosa lectura de las redes sociales parece desprenderse una tendencia por el momento no masiva, pero sí que va creciendo. El abandono de las plataformas de streaming de video y la vuelta a las aplicaciones de descarga.
Hay varias razones para esto. En primer lugar, la sobre oferta de plataformas. Además de las internacionales como Netflix, Amazon, Disney+, Star+, HBO+, Paramount+ y Pluto TV hay otras de menor alcance geográfico o dirigidas a contenidos específicos.
Sin embargo, si hemos de creerle a la Ley de Pareto, solo vemos 20% del contenido el 80% del tiempo que pasamos en las plataformas. Está demostrado que el interés que disminuye cuando ves más de 5 capítulos seguidos de una serie. Y, por cuestiones de derechos, las series y películas que nos interesan terminan desapareciendo al cabo de unos meses.
La fragmentación de diferentes plataformas hace que estas se desesperen por conseguir nuevo contenido. Contenido que no siempre se caracteriza por su calidad. Puedo citar como ejemplo dos casos que conozco por proximidad geográfica. El reino (Netflix) y Maradona la serie (Amazon) En el primer caso la crítica señaló que los prejuicios políticos de los guionistas superaban al interés narrativo. En el segundo, la manipulación de la realidad sin que pueda justificarse en motivos televisivos.
A nivel internacional generó mucho revuelo la trilogía Fear Street, adaptación de la obra del inofensivo R.L Stine. No pasó desapercibido que el malo fuera el chico blanco que se convierte en policía, la buena la chica afrodescendiente lesbiana y las víctimas principales la pareja que se hizo narcotraficante por culpa del Capitalismo Salvaje.
Volví a usar aMule. Recordé por qué había dejado de hacerlo
Leyendo sobre este desencanto con las plataformas me encuentro con varios nuevos usuarios de aMule. Aunque creí que el proyecto estaba discontinuado, aparentemente siguió activo sacando este año la primera versión desde el 2016, No recuerdo cuando fue la última vez que me molesté en instalarlo. Aún en la época pre Netflix, BitTorrent tenía contenido más actualizado y descargaba más rápido.
En los repositorios de Ubuntu (Y supongo que en los de Debian Testing) está la última versión por lo que la instalación no fue problema. Fedora lo tiene en los repositorios RPM Fusión y también puede instalarse desde los repositorios de ArchLInux.
¿Qué es aMule?
Es un cliente para las redes de intercambio de archivos ED2K y Kademlia
ED2K es un protocolo para el intercambio de archivos (P2P) (Punto a punto) en el que un servidor actúa de intermediario para conectar a los clientes. Es decir que lo primero que hace el programa es conectarse a un servidor. La instalación por defecto incluye una lista de servidores y puede encontrarse otras por Internet.
Una vez conectado con éxito a un servidor, podemos usar la herramienta de búsqueda, ya sea localmente (el servidor conectado) o globalmente (todos los servidores), cualquier archivo y obtendremos como respuesta los resultados que coincidan con la búsqueda.
Cuando iniciamos la descarga, aMule solicita al servidor información sobre donde están alojados los archivos. El servidor responde con las direcciones IP de los clientes que le han dicho al servidor que tienen el archivo específico.
No es necesario que los clientes tengan el archivo completo para empezar a compartirlo. Hay un sistema de turnos y, cuando el cliente solicitante llega al primer puesto, el cliente remoto le envía la parte del archivo que tiene disponible. Es habitual que un solo archivo se complete desde diferentes orígenes.
Si ambos usuarios tienen HighID (Un identificador que se asigna en función de la configuración de la conexión) la transferencia se hará directamente de cliente a cliente, pero si uno de los clientes tiene LowID, la conexión se establecerá a través del servidor, ya que LowID no puede aceptar conexiones entrantes. En consecuencia, dos clientes con LowID no pueden conectarse entre sí.
El protocolo Kademlia elimina al servidor intermediario ya que cada uno de los clientes asumen partes de sus funciones.
La verdad es que no creo que valga la pena instalarlo. La interfaz de usuario atrasa, la configuración es un poco engorrosa (Por defecto guarda los archivos descargados en una carpeta oculta y es posible que tengas que configurar la conexión a Internet manualmente. La oferta de BitTorrent sigue siendo más completa y se descarga más rápido. Incluso con programas como Popcorn-Time ni siquiera tienes que esperar a que se termine la descarga. Navegadores como Brave incluso ya tienen integrado un cliente para este protocolo.