Usando el conocimiento abierto para evitar una nueva Santa Inquisición

julio 26, 2020 , 0 Comments

Usando el conocimiento abierto
Las pirámides de Egipto son una maravilla de la arquitectura, la ingeniería y la planificación. Construir con la tecnología y los conocimientos de la época semejantes edificios que aún perduran, es una hazaña muy difícil de repetir. Y, uno no puede menos que preguntarse por qué los contribuyentes egipcios no echaron a patadas a sus gobernantes cuando decidieron malgastar sus recursos en algo tan inútil.

La respuesta es que los faraones sabían algo que nadie más sabía. Y de eso dependía la supervivencia de sus habitantes.

El origen de la riqueza egipcia era la agricultura, y la agricultura dependía del río Nilo. El Nilo inundaba periódicamente las riberas del país, y como desde sus afluentes arrastraba compuestos químicos y desechos vegetales, dejaba la tierra fértil y lista para cultivar. El faraón era el único capaz de determinar cuándo y hasta donde se iba a producir la crecida.

El secreto del faraón era que un día antes de la crecida del río, la estrella Sirio era visible en el firmamento. Para más datos, esa aparición se producía cada 365 días. Determinar la altura era cuestión de hacer una predicción en base a las alturas alcanzadas en años anteriores.

Hubiera bastado a que alguien se tomara la molestia de mirar al cielo, o de llevar una forma de registro para que la utilidad del faraón se hubiera visto disminuida.

A lo largo de la historia, la restricción del acceso al  conocimiento fue una forma de mantener el poder. Aquellos que sin autorización lo difundían eran castigados. No es casual que uno de nuestros mitos más antiguos sea el de Prometeo, castigado por robar el fuego a los dioses para dárselo a los seres humanos. Los que, como Galileo, aprendían algo que desafiaba el saber autorizado, eran encarcelados y torturados.

La actual pandemia del COVID-19 nos volvió a esos tiempos oscuros. Como bien podría decir Winston Churchill, su primera víctima fue la Verdad.

Dependiendo de la ideología política de cada uno se apoya o no determinada medida sanitaria. Se comparan números de muertos alegremente sin tener en cuenta otros números como la cantidad de población, la disponibilidad de instalaciones sanitarias, las edades y otros factores relevantes.

Y, por supuesto, no podemos olvidar a los expertos. Esos profesionales universitarios que dedicaron toda su vida a una disciplina y no permiten que nadie ajeno a su especialidad discuta sus recomendaciones. Aun cuando esas otras personas tengan la misma experiencia en otras disciplinas que también son relevantes. O, aunque la realidad demuestre que esas recomendaciones no son las correctas.
Y, como sucedía con los teólogos (y probablemente con los faraones) cuentan con colaboradores voluntarios dispuestos a ponerse del lado de la autoridad (solo porque es la autoridad) en este caso toman la forma de periodistas y usuarios de redes sociales dispuestos a disciplinar al que piense distinto con un celo que envidiaría el mismo Torquemada.

Usando el código abierto para formar nuestras propias opiniones.

Si podemos sacar una enseñanza de la actual pandemia, es que tanto las élites políticas como las científicas, sin importar su ideología, la están usando como una forma de concentrar poder. No estoy hablando de teorías de la conspiración. La enfermedad existe. Estoy hablando de la naturaleza humana de aprovechar lo que nos da ventajas sobre los demás. En este caso el miedo.

Y, la única forma de combatir el miedo, es no dejando que tengan el monopolio del conocimiento.

Por supuesto, que no estoy diciendo que un ama de casa o un conductor de camiones puedan opinar sobre cuestiones médicas. Lo que si pueden hacer es determinar si las medidas puestas en práctica por las autoridades (siguiendo la recomendación de los expertos) fueron efectivas en relación a sus consecuencias y comparadas a las de otros países.

La traducción exacta de open source es recursos abiertos. Y esto no solo se refiere al código del software, también a los datos. Y, datos como la cantidad de infectados y muertos por el COVID son públicos. Lo mismo con los índices de mortalidad de años anteriores y otra información estadística relevante.

En la web hay muchos manuales de Estadística aplicada muy fáciles de entender, mientras el software libre nos provee de excelentes herramientas para analizar información.

Algunas herramientas a tener en cuenta

  • GNU Octave: Lenguaje de programación para la creación de gráficos estadísticos
  • Jamovi: Software estadístico basado en el lenguaje de programación R. Tiene una interfaz y un modo de uso similar al de las planillas de cálculo.
  • RStudio: Entorno integrado de desarrollo para el lenguaje estadístico R.
  • JASP: Software estadístico ideal para principiantes.
  • Gretl: Otro programa ideal para principiantes, también basado en R y con capacidad para compartir información con GNU Octave y planillas de cálculo.
  • Explorer: Ideal para analizar una pequeña cantidad de datos, este programa cuenta con una excelente documentación en forma de video tutoriales. Solo hay que arrastrar un archivo de datos en formato compatible para empezar a usarlo.

Some say he’s half man half fish, others say he’s more of a seventy/thirty split. Either way he’s a fishy bastard.